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Pues sí que es bello vivir...

Cuéntame una cosa: ¿Qué tienen que ver “Qué bello es vivir” y “Sexo en Nueva York"?

—Estás de broma, Ada— me dirás. —¿Me vas a comparar una dulzona película de 1946 con las historias calentitas de cuatro amigas en la gran manzana?


A ver…no seré yo quien coloque etiqueta a ninguna de las dos producciones, porque por debajo de los envoltorios siempre hay más cosas, pero ahora no me refería a eso. Resulta que comparten algo muy particular y es la letra de una canción en cierta escena que seguro te hace llorar.


Auld Lang Syne, antigua canción escocesa atribuida a Robert Burns, se canta en efecto en las dos películas aunque versionada en música de manera diferente. En la obra de Capra, la familia y los amigos rodean al protagonista, George Bailey y cantan a voz en grito, pletóricos de alegría en un final apoteósico. En “Sexo en Nueva York” la canción suena, esta vez en la versión intimista de Mairi Campbell, mientras Carrie hace las paces con su amiga Miranda y la cámara nos lleva a la soledad en compañía de Mr. Big, al calor familiar de Charlotte, a la felicidad de Samantha con su pareja, al paso adelante de Stanford…


—Vale, muy bonito—me dirás. ─Pero ¿a qué viene todo esto hoy?

Pues te diré que hace poco escribí sobre la Navidad para un reto literario. Y aquella escena de ¡Qué bello es vivir!”, tan típica de estas fechas, me llevó a ese brindis por la vida, por lo que tenemos.

Por cierto que nunca había reparado en la letra de “Auld Lang Syne”:

"…Anchos mares han rugido entre nosotros

Desde los viejos tiempos

Y he aquí una mano, mi fiel amigo,

Ddame una de tus manos

Y echemos un cordial trago de cerveza

Por los viejos tiempos…"


Y eso que yo no bebo…Pero me encanta esa especie de brindis final a la vida. George Bailey, con ojeras, al borde de las lágrimas y con su pequeña en brazos, bendiciendo en plena Navidad esa existencia que él creía inútil y a tanta gente buena que tiene consigo. Me encanta Carrie corriendo en plena Nochevieja a reconciliarse con Miranda, dándose cuenta de que por encima de todo, se tienen la una a la otra.

Y me encanta pensar en esos instantes del viaje, cuando somos conscientes de que a pesar de que el barco hace aguas, estamos juntos a bordo.

Te estoy oyendo:

—Ay, ay, que ya empezamos a filosofar…

Pero no te preocupes que ya me callo, que de Clarence y de sus alas ya hablaremos otro día.


Y si quieres, brinda conmigo, aunque sea con aire, que a lo mejor tú tampoco bebes.

¡Por ti y por quienes tienes a tu lado!


P.D. Ojo, que es spoiler: Escena final de ¡Qué bello es vivir! (agradecimientos al canal de mabarilla)

Y escena de “Sexo en Nueva York” (agradecimientos al canal de ophelia86)

https://www.youtube.com/watch?v=9_YnmHLynRY





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