Suena casi a fiesta temática en un crucero ¿no? O quizá, incluso mejor que eso, si te gusta la cultura; porque las tertulias literarias de Toni y Ceci son una selecta invitación social, con la ventaja de que te permiten estar en el sofá, en ropa de andar por casa y con el aire acondicionado.
Me apetecía dedicar un post a esta última emisión de “Trópico de letras” (www.radiocomplices.com 20 de julio) por dos temas: primero, porque es el fin de temporada de un programa que algunos hemos visto nacer, como quien dice, y que ha crecido en audiencia en muy poco tiempo ( aparte de que el espacio se nos va a hacer mayor, con nuevas secciones en septiembre, con la incorporación del gran tuitero Emilio Bravo y sus retos literarios…)
Y segundo, porque los títulos que se presentaban tenían gancho. El primero me captó, si te soy sincera: “Vida escaparate”, de Julia Lescano, arquitecta y escritora.
—Pero a ver…-me dirás.—¿Eso de que va? ¿Arquitectura o reflexión crítica?
Pues las dos cosas: porque a lo largo de la entrevista, —muy bien conducida por Ceci y Toni, dejando hablar siempre, sin robar protagonismo—, Julia nos habló sobre lo que es habitar un escaparate, esa necesidad de ser visto, de convertirse en mercancía en venta.
¿Qué ocurre en esas casas que no tienen paredes de cemento sino de cristal, donde como cuenta Julia, el habitante se convierte en perpetuo centinela, siempre observado y en guardia?
¿Y qué tienen en común esas casas con la necesidad actual de mostrar al público todo lo que sucede en el día a día? Mucho, sin duda. Julia hace una comparación muy bonita: la red escaparate como ese lugar del circo donde el trapecista cae, y en donde se siente protegido pero dependiente.
Y escuchándola, pensaba en tantos cursos de marketing, en tantos consejos que se nos dan a quienes creamos: —Muéstrate y conseguirás más seguidores, hazte cercano, revela tu día a día, tu mesa de trabajo, tu equipo, tu taza de café preferida…No es suficiente que escribas; tienes que ser mediático, ¡arrollador…| viral!!. —Además de coleccionar likes, por supuesto, y publicar a diario, no vaya a ser que se te escape un fiel seguidor, que a lo mejor ni siquiera sabe de qué va lo que escribes o que es un mero robot en busca de que le sigas a él. Y al final, para descubrir a lo mejor que cuántos más seguidores tienes, menos te leen. ¿Suena a camelo este sistema? ¿la red tiene agujeros por los que te puedes escurrir hasta el fondo?
Otra cosa que me llamó la atención de la entrevista a Julia fue el comentario sobre la tecnología en el mundo infantil: el móvil como chupete y luego como compañero inseparable. A nivel personal, creo que es una realidad triste y, a juzgar por la violencia que vemos en los adolescentes, está claro que la pantalla condiciona el carácter. Y este tema hubiera dado incluso para otro programa completo: ¿A quién se podrá considerar responsable de esto? ¿A familia, escuela? ¿O puede que a ninguno de las dos? ¿Quizá interesa, a otros niveles y en cierto modo, esta dependencia?
Me gustó también esa reflexión de Julia sobre los edificios clones, sobre la manera en que ciudades antiguas están perdiendo su individualidad (¿a que se vienen ejemplos a la cabeza?…)
La verdad es que el libro de Julia da para pensar mucho, sí. Y su entrevista, también; merece la pena escucharla, te lo aseguro.
En cuanto al resto del programa, poemas recitados por el público, muy íntimos desde el primero hasta el último y después la presentación del libro “Susurros al oído” de María Piña. Muy polifacética, María nos habló del maridaje de letras, vinos, música, imagen; tanto es así que a veces, contó, realiza sus presentaciones literarias en pubs e incluso bodegas. Original ¿verdad?
Respecto a su poesía, sensual en grado…superlativo.
—¿Ah, sí?—me dirás.—¡Cuenta, cuenta!
Bueeno, es que contarte por aquí… mira, ¿mejor te escuchas la entrevista?
Gracias como siempre, por este buen rato, “Trópico de Letras” y ¡hasta otra temporada!
(Imágenes de Editorial Almuzara y Casa del Libro,
donde pueden encontrarse ambas obras)