Cartas (microcuento)
Actualizado: 26 nov 2021
A Kristel la invitaban últimamente a todos los platós, algo que a su bolsillo no le desagradaba en absoluto. Y es que, en su papel de exvizcondesa, siempre hablaba claro y diáfano de los líos del vizconde, de sus mentiras, de como aun así no le guardaba rencor.
─¿Cómo se puede perdonar tanto?─le preguntó la incisiva presentadora, ya en el cóctel posterior a la entrevista.
─Porque yo soy solo amor…─La perenne sonrisa de Kristel se congeló por un instante mientras apartaba la copa.─Ay, perdóname, bonita, no sé si será el Martini pero tengo que ir al baño. Algo me está sentando mal.
Con calma se dirigió a los servicios y tras cerrar la puerta, sacó del bolso su escueto arsenal: bolígrafo, carpeta con folios en blanco y un mechero. Se apoyó en el lavabo y comenzó a escribir la habitual carta:
“Estimada entrometida: aparte de pésima entrevistadora devoradora de carnaza, eres una insensible imbécil llena de imperfecciones a pesar del maquillaje…”
Se despachó bien, aunque solo a lo largo de una página. Para su gusto, aquella desgraciada no necesitaba más, a diferencia del vizconde, que le había ocupado todo un pack de folios.
Con habilidad quemó una punta del papel y esperó a que la llama consumiera aquel particular vómito de puño y letra.Se deshizo de las cenizas y dejó correr el agua.
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“Muy bien, Kristel” dijo para sí. “Ahora ya puedes seguir siendo solo amor.”
